Cada tejido que conforma un organismo
pluricelular tiene un pasado evolutivo, dicho de otra forma, cada tejido es el
producto de los constantes procesos de selección natural a los que se sometieron
los seres vivos.
Un ejemplo es la
adaptación de los animales a la vida terrestre en cuanto a su movilidad donde
tienen que cambiar sus tejidos que antes formaban aletas para nadar.
Ahora, para desplazarse sobre la tierra, y de acuerdo a la necesidad esos tejidos que formaban las aletas, tienen que modificarse para formar pies terminados en garras o en pesuñas o en almohadillas como el caso de los
gatos y felinos.
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